«La historia de Don G es una historia de amor. De amor por la buena comida, por la familia y por la tradición. Gabriel Ugartetxe, fundador del primer Don G del mundo, no era en ese entonces más que un agricultor del norte amante del buen comer que decidió abrir su propio local tras comprobar cómo los restaurantes a los que acudía no daban la talla», explican desde Comess Group.
En esa época, ese primer restaurante no era franquicia, tan sólo un restaurante que apostaba por la comida española, por un producto de gran calidad y recetas clásicas. Todo un homenaje a la vida tradicional en el campo, y un lugar en el que de verdad uno fuera capaz de comer bien.
Años después, allá por 2010, los nietos de Gabriel Ugartetxe crearon la marca Don G, una enseña cuyos valores coincidían totalmente con los de aquel agricultor del norte cuya pasión era la buena comida. Y es que, por lo que se cuenta, Don Gabriel era todo un comilón, y de ahí el respeto al producto tradicional y el gran tamaño de las raciones que se servían en su restaurante.
«En la actualidad, el producto de Don G continúa siendo igual de fresco, se trata y elabora con el mismo mimo que empleaba Don Gabriel por ese entonces cuando cultivaba sus hortalizas y preparaba sus bocadillos. Y con el paso de los años, la carta de Don G se ha ampliado hasta abarcar una gran variedad de deliciosas combinaciones de productos de la mejor calidad», afirman.
El cariño con el que Don Gabriel trataba a sus alimentos, a sus platos y a sus alimentos perdura aún hoy en cualquiera de los establecimientos Don G de la franquicia. Y si los clientes son lo suficientemente curiosos como para encontrarlo, en cada uno de los restaurantes Don G hay una foto de Don Gabriel. «Todo un homenaje a ese gran agricultor del norte, que nos recordará siempre por qué tradición, calidad y cariño también son importantes cuando uno se sienta a la mesa», concluyen.